viernes, 13 de noviembre de 2009

Coitus Iterruptus

El asalto estaba listo. Más de 2 horas preparando, aprendiéndose los planos, escogiendo los equipos y el equipo. El objetivo era simple, pero complejo. Sacar a 3 personas encerradas en la bodega de un 3° Subterráneo. Sonaba simple, pero… los zombis. Los 3 de la bodega, tenían esa rarísima mutación que impedía al virus acoplarse a las células del huésped. Pero el equipo… todos los agentes eran susceptibles. Bastaba con que un infectado desgarrara la piel, o la mascara de gas, para contagiarse. Llevaban trajes Hazmat, con un traje de cuero entero de Kevlar debajo. Pero con estos zombis, especialmente los mutantes, nada era predecible. Ninguna precaución era suficiente.


Armas listas. Asalto en

3

2

1

Vamos


Se sabia que la gran mayoría de los infectados eran inmunes a los venenos, en cualquiera de sus presentaciones, tanto la los venenos comunes como a los no tanto. Lo que dejaba el veneno más universal de todos, la bala.


Con la rapidez de un rayo y la efectividad de la abstención, limpiaron el primer piso, el camino al acceso a los subterráneos. Una vez allí, unos cuantos infectados mutantes, básicamente porque eran reacios a la luz y al ruido, los atacaron, pero se los cagaron sin mayores complicaciones.


De hecho, estaba resultando demasiado fácil.


El segundo subterráneo complicó un poco las cosas para el equipo. Una bala loca genero una reacción en cadena que termino en un gran bullicio, lo que atrajo a los infectados del subterráneo, sino también a muchísimos desde la superficie. Y a una gran cantidad de mutantes con ellos. En esa horda cayeron 3 compañeros, quienes, para ahorrarle el trabajo a los restantes, y también por el honor, determinaron suicidarse. Los 9 restantes avanzaron cautelosamente, y con un animo sombrío, hacia el tercer y último subterráneo.


Habían llegado. Separado de los demás por una gran puerta doble, que lo aislaba parcialmente del bullicio exterior, el tercer subterráneo parecía mucho mas limpio de zombis que el resto. Pero el equipo se encontró de plano con su peor pesadilla. Una de las mutaciones mas raras de los infectados, un engendro de 3 metros de alto, con músculos súper desarrollados, profiriendo un

jueves, 12 de noviembre de 2009

Viaje

Me voy a Punta Arenas.

Prometo andar con lápiz y papel para todos lados, que estoy seguro que inspiración me va a sobrar.
No se si tendré posibilidad de conectarme a la blogosfera, a si que puede que el día que vuelva aparezcan varios cuentos de un paraguazo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Paradise Lost

Al fin el viaje que tanto esperábamos. Se que tengo que hacer fila, esperar, una por una al edificio entrar. Ahí veremos la luz. Tanto hemos esperado, desde pequeñas, por este momento. Nuestras abuelas siempre nos cuentan.

La que entra no sale dicen, pero no hay que preocuparse, no vas sola, siempre con amigas. Es un sitio encantador, con juegos, comida de sobra, lugar de canto y regocijo, donde el pasto no falta, el agua es clara, los lobos no acechan, el sol se pone cuando una se cansa, y sale cuando se despierta. Ahí voy. Sin temor, con mis amigas.

Largo tiempo he esperado este momento, la fila es lenta, esperar un poco mas no hace mal, he esperado toda una vida. Todas lo hemos hecho. Mi turno llegara sin duda, mugo de contento.

Si, al fin es mi turno, paso el portal con las siete cerraduras de hiero, cobre, oro, plata, madera, cristal y plástico. Leo el cartel a mi izquierda, sin comprender lo que dice. ¿que sera? Supongo que el nombre de este lugar, si. Me siento desvanecer, que bien se siente, si, el cuello tibio, los sentidos apagándose. Ah, para el futuro, el nombre del paraíso.


Matadero